Desde hace unos años el culto al cuerpo y el querer estar bien físicamente forman parte de la cultura occidental y se han convertido, para muchos, en una forma de vivir. Se abren centros para mejorar nuestras condiciones físicas, ofreciéndonos un amplio abanico de actividades a las que dedicar nuestro tiempo libre para tonificar el físico. Al principio nos cuesta un poco habituarnos a esta rutina pero, si somos lo suficientemente perseverantes, casi sin darnos cuenta, a los pocos meses de haber empezado a ir a unos de estos centros, estamos en mejor forma y además ya no nos resulta tan pesado coger nuestra bolsa e ir a pasar una hora «dándole caña» al cuerpo. En ese momento hemos convertido la visita al gimnasio en un hábito.
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